No importa que no te conozca, me vale el aire que me llega de tu ropa tendida en alguna parte rozando mi ropa tirada ahora en el suelo, junto a un clinex, unas horas perdidas, y otras cosas que ya no veo: tengo la ilusión subida a mi cama de que te reconoceré en cuanto te vea. Y sabré que eres tú.
Hoy no tendría miedo de un teléfono sonando en medio de la noche...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar